Yo trueco mi errantes mundos
porque tú sigas brillando
dando luz y fe a mi deseo,
diamante loco y dorado.
Que consuelas cualquier pena,
que me arrancas del costado
la misma vida si quieres... Que cobijas en tus manos,
en tus manos y en mis sienes,
esos mundos albos y alados.