ES IMPOSIBLE PENSAR SI NO ES A TRAVÉS DE UN LENGUAJE.

CUANTO MÁS RICOS SEAN NUESTROS LENGUAJES MÁS RICA SERÁ NUESTRA REALIDAD.


miércoles, 20 de marzo de 2019

A LA POESÍA


Para conmemorar el día de la poesía, 21 de marzo, -que es mañana mismo, aunque la poesía, como sabéis, es atemporal-, hemos hecho un pequeño experimento poético en la entrada anterior.
Algunos alumnos y compañeros han elegido dos versos; estos versos se han ordenado según llegaban a la sección “comentarios” del blog.

Aquí tenemos el resultado final, al que vamos a llamar...

FRANKENSTEIN:

Olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;

Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer...

En sueños la marejada
me tira del corazón;

La luz de la aurora lleva semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos de la médula del alma.

Porque en noches como ésta la tuve entre q brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Me gustaría compartir
contigo cada soplo de vida.

Para mi corazón basta tu pecho,
Para tu libertad bastan mis alas.

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.

Tus ojos son luceros, tus labios, de terciopelo,
y un amor como el que siento, es imposible esconderlo.

Cuando el mar sea redondo y el sol deje de brillar,
ese será el día en que te pueda olvidar.

Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera
Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto

Tal vez no sepa entonces conocer tu caricia
porque en las venas mías tu ser se habrá fundido.

He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, 
hambrientas histéricas desnudas

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío,

Y sin calor de nadie y sin consuelo
Voy de mi corazón a mis asuntos

Voy a sobrevivir a mí mismo.
Comer, dormir, dormir, comer.

Existir lentamente, en voz baja,
como estos árboles, como un charco de agua,
al igual que el banco rojo en el tranvía.

Cuando me duermo, un sol recién nacido
me mancha de amarillo los párpados por dentro.

Llenas de color mi vida, alumbras mi despertar,
te quiero más cada día y no te pienso olvidar.

No perdono a la muerte enamorada
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En los vértices del tiempo anidan los sentimientos,
hoy son pájaros de barro que quieren volar




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