Para conmemorar el día de la poesía, 21 de marzo, -que es mañana mismo, aunque la poesía, como sabéis, es atemporal-, hemos hecho un
pequeño experimento poético en la entrada anterior.
Algunos alumnos y compañeros han elegido dos versos; estos versos se
han ordenado según llegaban a la sección “comentarios” del blog.
Aquí tenemos el resultado final, al que vamos a llamar...
FRANKENSTEIN:
Olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío
Donde penas y dichas no sean más que
nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un
recuerdo;
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer...
En sueños la marejada
me tira del corazón;
La luz de la aurora lleva semilleros de
nostalgias
Y la tristeza sin ojos de la médula del
alma.
Porque en noches como ésta la tuve entre
q brazos,
mi alma no se contenta con haberla
perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella
me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le
escribo.
Me gustaría compartir
contigo cada soplo de vida.
Para mi corazón basta tu pecho,
Para tu libertad bastan mis alas.
¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
Tus ojos son luceros, tus labios, de
terciopelo,
y un amor como el que siento, es
imposible esconderlo.
Cuando el mar sea redondo y el sol deje
de brillar,
ese será el día en que te pueda olvidar.
Tú querías que yo te dijera el secreto de
la primavera
Y yo soy para el secreto lo mismo que es
el abeto
Tal vez no sepa entonces conocer tu
caricia
porque en las venas mías tu ser se habrá
fundido.
He visto las mejores mentes de mi
generación destruidas por la locura,
hambrientas histéricas desnudas
Libertad no conozco sino la libertad de
estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío,
Y sin calor de nadie y sin consuelo
Voy de mi corazón a mis asuntos
Voy a sobrevivir a mí mismo.
Comer, dormir, dormir, comer.
Existir lentamente, en voz baja,
como estos árboles, como un charco de agua,
al igual que el banco rojo en el tranvía.
Cuando me duermo, un sol recién nacido
me mancha de amarillo los párpados por
dentro.
Llenas de color mi vida, alumbras mi
despertar,
te quiero más cada día y no te pienso
olvidar.
No perdono a la muerte enamorada
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En los vértices del tiempo anidan los
sentimientos,
hoy son pájaros de barro que quieren
volar
¡Qué gran iniciativa! Y qué resultado tan bueno...
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