Tus dos pupilas dicen del deseo
que tus dos manos tienen de mi cuerpo.
Eres tú oasis en mi desierto,
me hablas de amor, de que ves, de que veo.
De que aún hay esperanza, en ella creo,
de que el anhelo existe y no está muerto
y reclamas mi deseo despierto,
triunfante vienes, toma tu trofeo.
Sonríes para darle a la vida besos
haces que yo también sonría y gane
la batalla de la pequeña muerte.
Pronto será enorme y nos hará presos.
Tráeme pura vida para que sane
la pena de conocer nuestra suerte.