Tus manos laboriosas son el templo
donde la tierra se hace caldo y belleza
compartes desde siempre la grandeza
de crear la sacra luz que yo contemplo.
Y siento que sientes y veo que ves,
todavía vibra en mí aquella luna
en que luz y tierra fueron una.
Cientos los caldos volvieron a ser.
lunes, 26 de noviembre de 2012
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