Hoy, una compañera con la que trabajé hace dos años en Cieza, muy bonica, me ha hecho un precioso regalo.
Me ha escrito para decirme que había mandado a sus alumnos realizar una redacción, en francés, sobre una mujer a la que admiraran.
Y el texto que me ha enviado me ha emocionado.
Es taaan bonito que te recuerden así.
Yo también recuerdo muy bien a Jamila Sabir, una chica marroquí que apenas entendía el castellano al principio del curso, porque acababa de llegar a España. Me comunicaba con ella en mi mal francés y alguna expresión en árabe. Y cuando acabó el curso, escribía textos estupendos en nuestra lengua. Era trabajadora y despierta.
Lo que más me alegra es que haya seguido estudiando.
Gracias, Jamila.