Diana le preguntaba:
- Niña, ¿por qué no vuelas?
- Hoy no tengo sus alas.
Y no quiero que me duela.
Hoy espero a que mañana
conmigo arda cual vela
y encienda viva la llama
que vive comparte y sueña
y siente que todo es nada.
Y viceversa.