El calor de mi casa me acaricia.
Fuera llueve. Sonrío con nostalgia.
Abro las manos, encuentro la magia.
Es sencillo volver a ser Alicia.
Entro en el cuento, voy tras el conejo
conecto y reconecto conexiones
y salta el gazapo en mis reflexiones.
Veo el claro reflejo en el espejo.
¿Estoy frente al cristal o lo atravieso?
No importa. Yo sueño, sonrío y juego.
Me quemo con el fuego. Yo soy el fuego,
la lluvia que cae sobre los besos.
Y en el dulce sueño también soy el viento
y en el bello delirio me hago tierra
calor de la madre que pare y entierra,
engendra, da vida. Me nutro, siento.