Sí, son los ríos el oscuro fuego
y la luminosa noche fluyente
el cíclico latir clarividente
y cada pensamiento se une luego.
La sombra se proyecta en el espejo
fluye el agua que viaja en el mañana,
conecta el axón y eléctrica mana
la luz clara que ilumina el reflejo.
¿Yo ruego porque soy o soy porque ruego?
¿Veo de soslayo o miro de frente?
Sólo soy una sombra que piensa y siente
que si la luz se apaga acaba el juego.
Veo el futuro mirando una nube.
Nada se pierde, todo se transforma.
Arriba y abajo, abajo y arriba. Es norma,
puesto que todo lo que baja sube.
Llego al mar de nuevo y asciendo al cielo
y caigo perlada al fluyente lecho
a apagar la sed del térreo pecho,
Regreso cada vez, empapo el suelo.
Vuelvo lúcida a lugares comunes
me quedan los sueños y la poesía
me queda ser para unirme a ti un día,
Dios, tú que no existes y todo lo unes.
El hilo se trama y surgen los vínculos.
Mi rostro siente el viento que seré,
tú serás tierra y yo te meceré.
El aire y la vida se mueven en círculos.
jueves, 20 de septiembre de 2012
AGNÓSTICA
Él no cree en Dios.
Pero reza para que tú no llames.
Y tú no llamas.
Él quiere lo que tú rechazas,
y yo no sé cómo dárselo,
no sé encender esa llama.
Pero él tiene paciencia por ambos.
Conoce cada rincón de mi alma.
Yo tampoco creo en Dios.
Y no rezo. Tú me amas.
Pero reza para que tú no llames.
Y tú no llamas.
Él quiere lo que tú rechazas,
y yo no sé cómo dárselo,
no sé encender esa llama.
Pero él tiene paciencia por ambos.
Conoce cada rincón de mi alma.
Yo tampoco creo en Dios.
Y no rezo. Tú me amas.
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