LA VIDA EN JUEGO
Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde pongo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza.
INMORTALIDAD DE LA NADA
Todo lo consumado en el amor
no será nunca gesta de gusanos.
Los despojos del mar roen apenas
los ojos que jamás
—porque te vieron—,
jamás
se comerá la tierra al fin del todo.
Yo he devorado tú
me has devorado
en un único incendio.
Abandona cuidados:
lo que ha ardido
ya nada tiene que temer del tiempo.
lunes, 11 de abril de 2011
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Dar y recibir... el fuego.
ResponderEliminar¡Qué listico eres, leche!
ResponderEliminarFino como tú sólo.
Bueno, pues doblo y órdago...
ResponderEliminarÉste es un soneto en el que la realidad condicionó el lenguaje, creo. Lo encontré por ahí, argentineando tranquilamente, es decir... no sé, que espero que te guste, jajaja.
"qué lindo te quedaba ese vestido" (Ramón Paz)
qué lindo te quedaba ese vestido
a flores que llenaron el espacio
de la noche de marzo y todo el lacio
perfume de tu pelo y el sonido
del cierre del costado cuando apenas
lo fui bajando un poco y me frenaste
y fui bajando en besos respiraste
porque te abrí y abriste esas morenas
rodillas y tus muslos toda suave
y te aparté la tanga y tu sonrisa
secreta depilada monalisa
se abrió como el cerrojo con la llave
se abrió toda tu luz y ese vestido
voló por la penumbra florecido