Thomas de Quincey, "Confesiones de un inglés comedor de opio"
martes, 27 de septiembre de 2011
EN EL JARDÍN DEL BLANCO ABABOL
"Si me detengo a reflexionar en lo que es propio decir a esta o aquella persona, pronto dudaré de que exista una parte de mi relato que con propiedad pueda contarse".
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A fuerza de contraerme con él en tu blog -y en cada contracción va un espasmo sin placer pero intenso igualmente- voy a hacerme fan suyo. Su blanca flor tiene los perfiles negros... y resulta hermosa.
ResponderEliminarBesos
Más drogas y más Vegas en Lalybrepensadora; no pienses que hago apología de estas sustancias, cualquier esclavitud es horrible. Pero ahí están, estuvieron y estarán...
ResponderEliminarP.D.: Sólo consumo música y poesía. ;)
Dentro del arte cabe todo.
La música y la poesía, coincidirás conmigo, son de lo más adictivo. Tan peligrosas como la religión, y sus camellos resultan venerados como ídolos, intermediarios de lo divino a un nivel que ni los chamanes de la ayahuasca, ni los iluminados ni los papas. En mi panteón hay muchos con hornacina propia, como Elvis Costello, y otros la tienen compartida, como Pachelbel y Paganini. Lo siento por los puristas. Vegas no estaba, es la verdad, pero va haciéndose hueco hacia la izquierda, cerca de los primeros ex-votos del sanctasactórum de los cantautores. Qué fuerte.
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