Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.
(JUAN, 1, 5).
La sombra es el nidal íntimo, incandescente,
la visible ceguera puesta sobre quien ama.
Provoca los abrazos íntima, ciegamente,
y recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.
(MIGUEL HERNÁNDEZ, «Hijo de la sombra»).
Esta obra se estrenó en Madrid, la noche del 1 de diciembre de 1950, en el Teatro Nacional María Guerrero
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