ROMANCE SONÁMBULO
A Gloria Giner
y a Fernando de los Ríos
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
*
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
*
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
*
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
*
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
*
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
2 de agosto de 1924
Escucha la siguiente canción:
Y EL GITANO LE DEVUELVE SUS PALABRAS...
lunes, 6 de diciembre de 2010
FEDERICO
Etiquetas:
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¡Buena entrada!
ResponderEliminarLlamando por su nombre a los autores, me permito compartir contigo esta perla de...
William
Hamlet, 3, I
Ser o no ser, papá, la cosa es ésa:
¿qué te conviene más a vos, bancarte
piola las biabas del destino puto,
o hacerte el guapo si las papas queman
y defender lo tuyo? Morir: apoliyar;
nomás, y terminar, apoliyando,
con el dolor de huevos y la mufa
que nos viene en los genes: la verdad,
qué bueno que estaría. Morir, apoliyar;
a lo mejor soñar, ésa es la joda:
porque, guarda, pensemos en los sueños
que, a lo mejor, al estirar la pata,
nos vengan a joder: ése es el tema
que hace que todo mal dure cien años;
¿o quién se bancaría ser un viejo choto,
las injusticias del poder de turno,
que le haga cara de asco un engrupido,
que una mina lo deje, a los corruptos
de la corte suprema, hacer mil colas
por la jubilación, y que los chantas
se rían en la cara del honesto,
cuando podría terminar con todo
con un tiro en la boca? ¿Quién, acaso,
querría laburar de sol a sombra,
si no fuera por miedo a lo que viene
después que se te para el corazón,
esa tierra de nadie, que te atonta
las neuronas, y te hace andar diciendo:
“más vale malo conocido que
bueno por conocer”; y así, ya ves,
nos hace ser cagones pensar tanto:
cuando decías “no me para nadie”,
“salgo a romper la noche”, “ésta es la mía”
te ponés a pensar, te cagás en las patas
y te quedás en las gateras. ¡Shhhhh…!
Quedate piola, Ofelia, y cuando reces
no te olvidés de las macanas que hice.
(Traducción de Ezequiel Zaidenberg -visita su blog es un gustazo-)
¡Un saludo manzanitero!
Perdón, es Ezequiel Zaidenwerg
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