LOS CHICOS
Eran cinco o seis, pero así, en grupo, viniendo carretera adelante, se nos antojaban quince o veinte. Llegaban casi siempre a las horas achicharradas de la siesta, cuando el sol caía de plano contra el polvo y la grava desportillada de la carretera vieja, por donde ya no circulaban camiones ni carros, ni vehículo alguno. Llegaban entre una nube de polvo que levantaban sus pies, como las pezuñas de los caballos. Los veíamos llegar y el corazón nos latía de prisa. Alguien, en voz baja, decía: «¡Que vienen los chicos...!» Por lo general, nos escondíamos para tirarles piedras, o huíamos.
Porque nosotros temíamos a los chicos como al diablo. En realidad, eran una de las mil formas de diablo, a nuestro entender. Los chicos, harapientos, malvados, con los ojos oscuros y brillantes como cabezas de alfiler negro. Los chicos, descalzos y callosos, que tiraban piedras de largo alcance, con gran puntería, de golpe más seco y duro que las nuestras. Los que hablaban un idioma entrecortado, desconocido, de palabras como pequeños latigazos, de risas como salpicaduras de barro. En casa nos tenían prohibido terminantemente entablar relación alguna con esos chicos. En realidad, nos tenían prohibido salir del prado bajo ningún pretexto. (Aunque nada había tan tentador, a nuestros ojos, como saltar el muro de piedras y bajar al río, que, al otro lado, huía verde y oro, entre los juncos y los chopos.) Más allá, pasaba la carretera vieja, por donde llegaban casi siempre aquellos chicos distintos, prohibidos...
miércoles, 27 de abril de 2011
ANA MARÍA MATUTE
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Ése "otro" misterioso, y como todo misterio, incitador, desafiante, resbaladizo... "una de las mil formas del diablo" Jajaja, qué buena es A.M.Matute describiendo. La conozco pero no he leído más que artículos sueltos. ¿A qué libro pertenece este fragmento?
ResponderEliminarEs un cuentecito corto de El árbol de oro y otros relatos, lo iba a poner entero. Pero me gusta que quede así, abierto, con esa última frase.
ResponderEliminarTodo lo distinto puede dar miedo, hasta que se conoce...
"El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió. Y fuera no había nadie"
Siempre hay que abrir, recuerdo ahora también una famosa frase de Zappa "La mente es como un paracaídas, si no lo abres no funciona"
Un beso jumillano!